Una buena forma de conservar una cantidad abundante de comida, que sea líquida o disponga de caldo, es envasándola al vacío. Para ello necesitaremos nada más que unos tarros de cristal (pueden ser de conservas que hayamos comprado) que cierren bien y una olla grande en la que podemos meterlos.
En primer lugar esterilizaremos los tarros para evitar contaminaciones. En una olla echamos agua y cuando empiece a hervir introducimos los botes. Dejaremos en ebullición durante 10 ó 15 minutos. Después los sacaremos y los pondremos sobre un paño, boca abajo, para que escurran. Se pueden secar por fuera, pero no se deben secar por dentro ya que se perdería el efecto logrado con la cocción.
Echamos en cada tarro la comida que queramos conservar, en estos ejemplos se trata de mermelada casera de ciruela, hasta llenarlos.
Una buena técnica para saber si se ha hecho bien el vacío en los tarros, es presión con el dedo sobre la tapa, si ésta se hunde será que no se ha producido bien el cierre sin embargo, si al presionar no se mueve, será que está completamente sellado y listo para guardar.
Ya solamente nos queda etiquetar los tarros, algo muy importante para no olvidarnos de qué se trata ni tampoco de qué día fue el que lo envasamos.
Ya solamente nos queda etiquetar los tarros, algo muy importante para no olvidarnos de qué se trata ni tampoco de qué día fue el que lo envasamos.
Bon appétit
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