sábado, 8 de noviembre de 2014

Aromatizar el café: café de avellana // Hazelnut coffee

Café de avellana, soluble, ¿cómo sabrá? Fue probarlo y enamorarme de ese sabor. Quizás tomarlo a menudo pueda llegar a resultar cansado, pero de vez en cuando produce una sensación otoñal solamente comparable al olor de las castañas asadas.

No he encontrado ese café en ningún super, así que decidí innovar una técnica casera. Consiste en mezclar avellanas tostadas y café. Las avellanas contienen grasas, de modo que en el café se verá una película en la superficie, pero hay que tener en cuenta que estas grasas son saludables (insaturadas) y nos ayudarán a reducir el colesterol "malo" y a aumentar el "bueno".

Necesitaremos:
-Un tarro de cristal que cierre prácticamente hermético. 
-Avellanas tostadas.
-Café en grano.


Las cantidades variarán en función de la cantidad que queramos preparar y de la cantidad que admita nuestra cafetera en cada preparación. Eso sí, utilizaremos el doble de peso de café que de avellanas.

Cascamos las avellanas


En un molinillo, ya sea eléctrico o manual (con este último es más costoso, pero haremos ejercicio, veamos la parte buena), echamos unos granos de café y alguna avellana, toda la cantidad que nuestro molinillo nos permita. Vamos moliendo poco a poco hasta terminar con todo. 





Una vez que tengamos preparada la mezcla la guardaremos en el tarro de cristal, bien cerrado y en un lugar seco. Lo dejaremos al menos entre 7 y 10 días para conseguir que el café tome bien el aroma de las avellanas. Pasado este tiempo podremos probar cómo ha quedado nuestro "café casero".




El sabor no es excesivamente intenso, sino que le aporta un toque diferente al café. 


Bon appétit


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